Cleopatra VII
Cleopatra Filpator Nea Thea,
o Cleopatra VII fue la última reina de Egipto, y perteneció a la dinastía de
los Lágidas o Ptolomeos. Fue una Descendiente
que tuvo una gran influencia en las decisiones políticas de Egipto y Roma,
gracias al poder de su Ofrenda. Ha
habido muchas líneas de investigación con respecto a los poderes que pudo haber
desarrollado, aunque las hipótesis finales orientan sus capacidades hacia una Ofrenda de la Raza Héroe. Pero antes de entrar al análisis habría que destacar
cómo fue su niñez.
Cleopatra nació en el año 69
.a.C y tuvo dos hermanas mayores (Berenice IV y Cleopatra VI), una hermana
menor (Arsinoe IV) y dos hermanos menores (Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV), con
quienes se casó más adelante. Tanto Cleopatra como sus hermanos y hermanas
fueron instruidos bajo la cultura Helénica. A pesar de recibir una educación
puramente griega, Cleopatra fue la primera faraona de la era Ptolemaica en
hablar el idioma egipcio. En la antigüedad, se solía presentar a los Descendientes en público cuando
desarrollaban su Ofrenda, hecho que
sucedió a los 14 años. Por aquel entonces, Cleopatra ya era famosa por su
sabiduría, lo que hace pensar que su Ofrenda apareció a más temprana edad (probablemente entre 2 o 3 años antes), aunque no fue hasta los 14 años
cuando se la presentó en público.
Según se ha sabido,
Cleopatra era capaz de hablar 7 u 8 idiomas, entre ellos el griego, hebreo,
sirio, egipcio, arameo, y, aunque no hay nada confirmado, se dice que conocía y
entendía a la perfección el latín. También poseía conocimientos de música,
historia y ciencias políticas. Además, fue muy buena en matemáticas,
literatura, astronomía y medicina. Resulta curioso que una joven pudiera adquirir
tantos conocimientos en tan poco tiempo de vida, pero es que las habilidades de
Cleopatra eran extraordinarias.
En un principio se pensó que
Cleopatra era una Descendiente de Raza
Oráculo, con capacidades de control mental, demostrado sobre todo con sus
dos grandes amantes: Cayo Julio César y su sucesor, Marco Antonio, a quienes
influyó de manera significativa en sus argucias para con el pueblo egipcio. Sin
embargo, Plutarco se refirió a ella en los siguientes términos:
«Se
pretende que su belleza, considerada en sí misma, no era tan incomparable como
para causar asombro y admiración, pero su trato era tal, que resultaba
imposible resistirse. Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas
de su conversación y por todas las gracias que se desprenden de una feliz
personalidad, dejaban en la mente un aguijón que penetraba hasta lo más vivo.
Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el
son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba
fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, los más delicados matices
del lenguaje».
Tras analizar esta
descripción, los eruditos del Alto
Tribunal cambiaron sus primeras conclusiones, y descubrieron que el
verdadero poder de Cleopatra consistía en la capacidad de modular su voz.
Concretamente, Cleopatra era capaz de generar ondas Alfa al hablar y, de esa
manera, estimular a aquellos que la escuchaban. Las ondas Alfa son oscilaciones
electromágnéticas en el rango de frecuencia de 8-13 Hz que surgen de la
actividad eléctrica sincrónica y coherente de las células cerebrales de la zona
del tálamo. El patrón de onda cerebral Alfa se divide, a su vez, en dos
subtipos: onda Alfa superficial y onda Alfa profunda. Y en este segundo estado es
cuando el cuerpo se encuentra profundamente relajado, pero consciente. El
cerebro en estado Alfa profundo se asocia a un “superaprendizaje”, por lo que
se puede procesar mucha información de manera rápida y eficiente. Los investigadores
llegaron a la conclusión de que Cleopatra aprovechó esa capacidad en sí misma, y
de esa forma poder asimilar una gran cantidad de información en tan poco
tiempo.
Por otra parte, la
modulación de su voz influía de forma certera en aquellos que la escuchaban
hablar, de manera que gracias a sus capacidades de sofismo podía ejercer una
gran presión en las decisiones de sus interlocutores.
Tras estudiar detenidamente
la breve pero intensa vida de esta gran mujer, los eruditos del Tribunal del Caos llegaron a la
conclusión de que Cleopatra era una Descendiente
de Raza Héroe, con el Rango de
Descendiente. Aunque posiblemente, lo que más destacó en ella fue su
increíble personalidad impulsiva, caprichosa, ingenua, espontánea, apasionada,
diplomática y constante, que fueron tal vez, las cualidades que realmente
hipnotizaron a aquellos que convivieron a su lado.
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