jueves, 2 de octubre de 2014

ESPARTANOS: Descendientes entrenados para la batalla


ESPARTANOS

Descendientes entrenados para la batalla

En esta nueva edición de la Cultura del Caos nos centraremos en una de las civilizaciones que más ha llamado la atención, tanto por su rica historia cultural como por su famosa forma de entrenar a sus ciudadanos. No obstante, focalizaremos el análisis en las cuestiones que destacaron en lo relativo a la sociedad de los Descendientes que vivieron en Esparta.

Los espartanos estaban divididos en grupos jerárquicos, según su procedencia sanguínea. Aquellos que provenían del pueblo indoeuropeo de los dorios, eran los que de verdad se les consideraban espartiatas. Eran llamados “astoi” o “ciudadanos”, aunque también se les conocía como “Homoioi” (Pares o iguales). Los Homoioi eran los únicos que poseían derechos políticos, conformando una minoría privilegiada ya que al nacer recibían una parcela de tierra, junto con unos “ilotas”, como aporte del Estado. Además de ser descendiente de otros espartiatas, el auténtico Homoioi debía haber recibido también la educación espartana (agogé), o poseer propiedades suficientes como para poder sufragar los gastos de la ciudadanía.

Por otra parte estaban los periecos. Eran ciudadanos libres, descendientes de las comunidades que habían sido sometidas sin el uso de la fuerza. Los periecos no ostentaban derechos políticos, por lo que no podían tomar parte en las decisiones del Estado. A pesar de ello, seguían gozando de ciertos derechos, como poseer bienes o casarse.

En un rango inferior estaban los “ilotas”. Los ilotas eran los descendientes de las comunidades campesinas que habían sido sometidas por la fuerza. No se les consideraban esclavos, sino más bien siervos de propiedad del Estado, por lo que no se los podía comerciar. Los ilotas eran adscritos a las propiedades que cultivaban, pudiendo quedarse con parte de la cosecha, una vez se hubiera restado el pago correspondiente al titular de la hacienda, que solía ser un cuarto de la producción total. Además, también tenían permitido casarse y tener hijos. No obstante, los ilotas podían ser solicitados para el ejército, a las órdenes de sus superiores.
AGOGÉ

La educación espartana

La educación espartana ha sido considerada como una de las más duras y difíciles de las que jamás se haya tenido noticia. Estaba orientada a la guerra y el honor. El agogé era de carácter obligatorio, tanto para hombres y mujeres. Se realizaba de forma colectiva, pública y a la que sólo tenían acceso los hijos de los ciudadanos (Homoioi). Sin embargo, algunas veces se permitió el acceso a algunos periecos e ilotas, sobre todo si alguno de ellos mostraba signos de pertenecer a alguna de las tres razas de Descendientes.

Según la educación espartana, lo primero que se realizaba era una dura selección eugenésica de los niños recién nacidos, los cuales eran examinados por una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era sano. De no ser así, se le consideraría una lacra y una carga para la sociedad espartana, por lo que se le abandonaba al pie del monte Taigeto, arrojándolo después a un barranco.

Si, por el contrario, el niño pasaba la prueba, entonces se lo volvían a confiar a su familia, recibiendo un lote de tierra del Estado. Cabe mencionar que la educación recibida en el seno familiar estaba enfocada a endurecerlo y prepararlo para la futura vida militar, por lo que siempre estaba sometido a estrictas normas de disciplina, obediencia y sometimiento a la autoridad.

A los siete años de edad el niño pasa a depender del Estado, momento en el que se le da una enseñanza muchísimo más severa, inculcándoles técnicas de caza y lucha, así como de supervivencia. Para los espartanos deja de existir el entorno familiar y todos los niños pasan a vivir en grupo, bajo el control de un único Regidor, que los someterá a un duro entrenamiento en condiciones paramilitares. Desde entonces, la educación se centraba en la extrema dureza, obligándoles a ir descalzos, con una deficiente alimentación y así fomentar sus habilidades de supervivencia, ya fuera cazando o robando.

Los espartanos no sólo realizaban el duro entrenamiento por meras cuestiones militares, sino también porque, en su idea de buscar al soldado perfecto, se pensaba que con el agogé, los ciudadanos espartiatas serían capaces de desarrollas sus habilidades divinas con más intensidad. Por lo general, la educación en los hombres duraba hasta que surgían indicios de poseer la Ofrenda, que solía ser entre los 18 y 19 años de edad. Con respecto a las niñas, ellas solían terminar el agogé en su primera menstruación, normalmente a los catorce o quince años. En ese preciso momento era cuando contraían matrimonio con un soldado, para mantener las líneas sanguíneas de los Descendientes, y pasando entonces a la vida privada.

En resumen, hay que considerar a la sociedad espartana como una de las más tenaces y toscas en su forma de educar para la vida. Incluso las madres de los espartanos solían decirles a sus hijos antes de la batalla “con él, o sobre él”, haciendo mención al escudo de batalla, en el que debía volver vivo con él tras la victoria, o muerto sobre él tras haber combatido hasta la muerte.

Cabe mencionar que, casi la gran mayoría de los espartanos eran Descendientes de Raza Héroe. No obstante, muchos de ellos podría haber sido de alguna otra raza, e incluso Diluidos. Las duras pruebas físicas y los exigentes entrenamientos que recibían les convertían en auténticas máquinas de luchar, provocando que en muchos casos los posibles Guardianes u Oráculos no pudieran desarrollar su Ofrenda de manera satisfactoria.


Lo más curioso (y triste…) de todo es pensar en los Descendientes que fueron drásticamente rechazados en el Pórtico y que a día de hoy, de no haber sido abandonados, hubieran podido aparecer en los libros de historia como grandes Descendientes del Caos.