martes, 1 de julio de 2014

Descendientes en la Historia: Vlad Tepes

Vlad Tepes

Vlad Tepes, también conocido como Vlad el Empalador, fue un Descendiente de Raza Demonio que llegó a ser Príncipe de Valaquia entre los años 1456 y 1462. Vlad fue a su vez un guerrero en contra del expansionismo otomano, aunque realmente engendró fama en base a su forma de castigar a los enemigos y traidores.

Vlad Tepes nació en Sighisoara (Transilvania) el 8 de noviembre de 1431, y falleció en combate en diciembre de 1476, muy cerca de Bucarest. Su apodo de “Empalador” se debe a que acostumbraba a castigar a los delincuentes, enemigos, ladrones, etc, con este método de tortura. Consistía en insertar un palo de casi 4 metros por el ano, y después fijar el cuerpo con un clavo, para que así la pobre víctima sufriera hasta morir.

Vlad Tepes fue uno de los tres hijos de Vlad Dracul, que formaba parte de la Orden del Dragón. Hay que tener en cuenta que la palabra “Dracul”, en rumano, significa Demonio, haciendo referencia a los poderes que ostentaban aquellos que ingresaban en la Orden, creada en 1428 por Segismundo de Luxemburgo, rey de Hungría.

La vida de Vlad Tepes fue bastante difícil. En el año 1444 fue entregado por su padre a los turcos como rehén junto con su hermano, cuando contaba con tan sólo 13 años de edad, momento en el que mostró su Ofrenda. Su padre, Vlad Dracul, lo hizo como muestra de sumisión al Sultán, siendo tomados bajo la Regencia de Murat II, quien les entrenó en el desarrollo de sus capacidades, de Raza Demonio. Cuando finalmente volvió de su exilio, en el año 1447, fue Vlad Tepes quien ingresó en la Orden del Dragón, convirtiéndose entonces en Vlad Draculea*. (N.del A.: Vlad Tepes, Vlad El Empalador y Vlad Draculea son la misma persona. No confundir con Vlad Dracul, que fue su padre)

Actualmente, Vlad El Empalador está considerado como un héroe nacional, por su lucha en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa.

Con respecto a los mitos y leyendas que han circulado a lo largo de la historia, los investigadores del Tribunal del Caos han constatado que Vlad Draculea tenía el prodigioso don de asimilar los poderes y/o habilidades de otras personas o animales. Lo hacía bebiéndose la sangre de sus enemigos, hecho con el que se pueden explicar los factores más importantes que el misticismo le ha otorgado:

  • ·    Por una parte creó la leyenda del vampiro, en la que Vlad se alimentaba de la sangre de sus enemigos. Realmente lo que hacía era asimilar para sí mismo las Ofrendas de otros Descendientes del Caos y así poder usarlos en su propio beneficio.
  • ·     Por otro lado, se justifica de esta manera la capacidad que tenía para transformarse en lobo, murciélago o rata, ya que, además de poder asimilar las habilidades de otros Descendientes, también podía obtener las capacidades de los animales.

Como curiosidad, Vlad tenía por costumbre guardar la sangre de sus víctimas (la de los Descendientes, por supuesto) en odres que luego almacenaba en las catacumbas de su morada, para así disponer de un increíble arsenal con el que luchar en sus batallas. Tras el paso de los años, el propio miedo y el misticismo hicieron que se fueran añadiendo otras capacidades divinas (y terroríficas) como la capacidad de convertirse en niebla o que su cuerpo no pudiera reflejarse en los espejos, ideas todas ellas creadas bajo la influencia de las historias narradas en la época. Los eruditos del Tribunal del Caos descartaron totalmente que Vlad Draculea tuviera esas cualidades, pues ya entrado el S. XX se descubrió un antiguo odre que contenía la propia sangre de Vlad. Los laboratorios del Banco de Datos analizaron los restos, y tras aislar las líneas consanguíneas, descubrieron finalmente que Vlad El Empalador fue un Descendiente de Raza Demonio, con el Rango de Descendiente.

El Banco de Datos del Tribunal del Caos guarda y expone en su museo privado, a día de hoy y como reliquia histórica, una pequeña muestra de su sangre, junto con el odre en el que fue encontrada.


*El sufijo “ea”, en rumano, significa “hijo de”. Por consiguiente, al añadirlo a la palabra “Dracul” obtenemos “Draculea”, que traducido al español significa “Hijo de Dracul” o “Hijo del Demonio”.