lunes, 13 de abril de 2015

Descendientes en la Historia: Juana De Arco

Juana de Arco fue una heroína militar, que murió quemada viva en la hoguera por herejía (6 de enero de 1412 – 30 de mayo de 1431), aunque finalmente se reconoció la falsedad de las acusaciones, siendo absuelta post mortem. Ya en el siglo XX, fue beatificada (1909) y finalmente declarada Santa en el año 1920.

Tenemos ante nosotros uno de los casos más curiosos sobre Descendientes en la Historia, pues no sólo sorprenden las capacidades de Juana de Arco, si no también la forma en la que fue instruida. Tal y como viene escrito en las actas escritas en el juicio de Ruan, Juana descubrió su Ofrenda a los trece años de edad (“Yo tenía trece años cuando escuché una voz de Dios”). Los investigadores del Alto Tribunal no dudan en asegurar que Juana fue una Descendiente de Raza Oráculo, con la increíble capacidad de ver y escuchar otros planos dimensionales, por lo que podría “oír” a los vivos y a los muertos. Además de ese don, se cree que Juana también poseía la capacidad de ver las auras energéticas de las personas, así como también la habilidad de manipular sus mentes. Por lo tanto, su Ofrenda la convierte en una Descendiente de Rango Olímpico.

La primera de sus Ofrendas, consistente en percibir las fluctuaciones de los otros planos dimensionales, podría parecer un poder bastante común —si entendemos por común los poderes de los contados Oráculos que han existido—, aunque difícil de desarrollar, sobre todo teniendo en cuenta que nunca se pudo confirmar la existencia de un Regidor que instruyera a Juana. ¿Cómo era posible que una joven de tan sólo 13 años pudiera tener tantos conocimientos? ¿Cómo podía desenvolverse tan bien en el campo de batalla? Los investigadores llegaron a sugerir que, inexplicablemente, fueron las entidades que ella escuchaba y con las que hablaba las que ejercieron como Regidoras de Juana de Arco. En este sentido, nos encontramos ante dos cuestiones realmente curiosas y sorprendentes:

  • Primera: Juana de Arco podría ser la primera persona —con constancia documentada—, cuya instrucción y formación hubiera sido recibida de manos de un Regidor,o Regidores, de otro u otros planos dimensionales al nuestro. (Mentor etéreo).

  • Segunda: No sólo habría tenido un Regidor, sino que habrían sido varias “entidades” las que la habrían ayudado en el duro proceso de desarrollar sus capacidades.


Con respecto a la capacidad de poder ver las auras, todos coinciden en que fue una de las Ofrendas que más utilizó, como consta en el caso en el que Juana reconoció a Carlos VII entre la muchedumbre. Juana se fue a presentar ante el rey, pero él se escondió entre la muchedumbre y vistió con sus ropajes a uno de sus súbditos. Sin embargo, según palabras de Juana, “Cuando entré dentro de la habitación del rey lo reconocí de entre los otros por consejo y revelación de mi voz, y le dije que quería hacer la guerra a los ingleses”. Si bien es verdad que el dato pudo haber sido facilitado por sus “Regentes”, los eruditos no dudan en que Juana también poseía el don de detectar las auras.

Por último, cabe mencionar su capacidad de control mental, aunque en este caso todos se muestran un poco más reticentes a reconocerlo. Algunos investigadores creen que Juana tenía el poder de “influir con su fe” a todos aquellos que luchaban a su lado. Para los eruditos del Tribunal del Caos no es la primera vez que se reconoce este tipo de don, con el que se puede modificar la moral de aquellos que están ante su presencia, elevando o disminuyendo sus sentimientos. De esta forma, una leve chispa de ánimo se puede terminar convirtiendo en un torrente de fiereza y valentía, así como una pizca de duda se podría convertir en un terror o cobardía inenarrable.

Los investigadores del Alto Tribunal la han englobado dentro de la Raza Oráculo, ostentando el Rango Olímpico.

Tal vez hayan existido otro Oráculos dignos de mención, pero seguro que ninguno como Juana de Arco. La naturaleza de su Ofrenda, sus capacidades, y su valentía la convierten, probablemente, en la Descendiente más sorprendente, poderosa y cautivadora que haya podido pisar la faz de la Tierra.